martes, 4 de septiembre de 2018

Rasgos de sangre

                          Capitulo 5.-  
                     La caída de Flower.
                    
Chibiko cayó al suelo por el dolor ocasionado por la grave herida que había recibido, y ante tal situación, todo el ejército morfologo se quedó pasmado, viendo como uno de sus comandantes había perdido parte del brazo, cayendo derrotado ante el enemigo, sin embargo Crotust no dejaría que le matasen, de manera que voló hasta géiser sacó su cuchillo de combate (que era la única arma que le quedaba, su espada había sido convertida en metal líquido) y atacó sin piedad a Géiser, pero este hábilmente esquivó el ataque, aunque Crotus usó su experiencia para volver a atacar rápidamente en un movimiento sorpresivo, cuando de pronto un puñado de hojas con forma de punta de flecha aparecieron obligándolo a retroceder para no ser golpeado por aquel ataque, logro esquivarlo y notó que estaba en una gran desventaja, si no hacia algo pronto todos morirían, incluyendo la gente del pueblo que apenas había comenzado la evacuación.
Chibiko se controló, se puso de pié tomo su espada y volvió a hacer uso de su habilidad, pero esta vez cubriendo con su neblina tanto terreno como le fue posible.
Crotust sabia que no podrían contra ese trio de elementales ellos dos solos, pero lo qué Chibiko acababa de hacer era un claro movimiento de retirada, cubriendo tanto a las tropas aliadas como enemigas con su neblina con la finalidad de segar al adversario mientras sus soldados escapaban, comenzó de inmediato a atacar sin piedad a los soldados enemigos, hasta que la habilidad de Graant se hizo presente, convirtiendo parte del suelo en fango pero Chibiko era astuto y ya esperaba este movimiento, así que lo usó a su favor, le dejó ver su posición para que supiera donde volver fango el suelo del bosque pero haciendo uso de su habilidad viajó a través de la neblina a un lugar más seguro, haciendo que Graant solo atrapara en el fango a sus propios soldados, pero Géiser  no se quedó de brazos cruzados, ya había peleado con él y sabia que era muy bueno para caer en el ataque tan simple de Graant, de manera que lo buscó entre la neblina, pero mientras hacia esto se olvidó de Crotust, quien tenía visibilidad desde el cielo, y uso esta ventaja que le había dado Chibiko con su última pizca de valor, mientras Chibiko luchaba él le había dado la orden a los soldados de retirarse y resguardar a los ciudadanos, y ahora estaba más despreocupado y dispuesto a darlo todo al igual que Chibiko, atacó desde el aire, logrando así acabar con gran parte de los soldados enemigos, tan solo en ese ataque de ambos comandantes morfologos habían logrado acabar con una cuarta parte del ejército enemigo, hasta que la ira del general elemental Graant se hizo presente, ordenó a sus soldados retroceder tanto como pudieran para salir de la neblina y usando su habilidad, comenzó a volver partes del suelo en fango hasta que finalmente Chibiko cayó en una de las trampas de lodo hechas por Graant, quien aprovechó esto e intentó acabarlo de inmediato, algo que no fue tan fácil, pues aún atrapado Chibiko seguía luchando tanto como podía para evitar morir y ganar el mayor tiempo posible mientras sus soldados se retiraban junto a los pobladores de Cantfor.
Géiser por su parte se encontraba en un difícil combate contra Crotust, quien había logrado matar al elemental Hiedra cortandole el cuello en un certero ataque sorpresa desde el cielo, pero matar a Géiser era una tarea más difícil, aunque tuviera más velocidad y la ventaja de ver los movimientos del enemigo desde los aires no podía acertar un golpe certero, ya había conseguido hacerle varios cortes pero nada de gravedad o como para dejarlo fuera de combate.
Mientras todo esto se gestaba, todos los soldados habían conseguido llegar al pueblo y la gente del mismo ya había evacuado el lugar, no tardaron en emprender un camino con rumbo al bosque lo más lejos que se pudiera, pero el único que conocía la ruta a Cosmek más corta era Crotust, y nadie sabia si lograría regresar vivo.
Chibiko seguía luchando desesperadamente para hacer tiempo, pero el cansancio y el dolor ocasionado por las heridas lograron superarlo al fin, y Graant logró controlar la situación, tocando a Chibiko con sus manos convirtiéndole así en un cuerpo solido.
La neblina desapareció del campo de batalla, Géiser ya estaba muy herido y agotado, pero cuándo Crotust vió desaparecer la neblina, no dudó en retirarse también, no sin antes dar un último vistazo para confirmar que en efecto Chibiko había sido vencido por Graant.
Voló hasta encontrarse con los pobladores y los soldados que se retiraban derrotados y heridos hacia las inmediaciones del bosque.
Crotust aterrizó y les dió a todos la desdichada noticia, "Chibiko ha muerto, pero gracias a su sacrificio muchas vidas se salvaron hoy". Todos estaban tristes, decaídos, habían perdido el pueblo, la base militar de Flower y habían perdido un valioso miembro del ejército morfologo.
Graant tomó el pueblo y la base para los elementales, su misión había sido cumplida y Chibiko había sido aprisionado, vivo, para ser interrogado y conseguir información sobre los morfologos.
- Así que tu eres el bastardo traidor del que todos hablan. Te mataría como la basura que eres, pero antes... Hay una cosa que necesitó que me digas.
¿Que planean los malditos morfologos?
- No voy a decirte nada.
- ¡Ah! Ya veo, con que además de traidor a tu pueblo eres traidor del mundo.
Los morfologos son un cáncer que debe ser eliminado, con sus nuevas tecnologías que usan los recursos del planeta de una forma tonta, y la contaminación que crean con sus procesos metalúrgicos y sus pueblos tan pocamente civilizados. Ellos son incapaces de convivir con la naturaleza, son una raza destructora que solo sabe consumir y no dar nada a cambio.
- Quizás tengas razón Graant. Pero ¿sabes? Mi padre tenía razón cuando decía que esta guerra solo le hacía más daño al planeta, ustedes incluso no se dan cuenta que están destruyendo lo mismo por lo que están luchando...
- !TU PADRE! era un idiota sin remedió, no importa cuantos bosque o animales mueran, mientras se salve la mayoría del planeta el fin justificará los medios.
- Ustedes no son mejores que ellos, incluso son peores, destierran a sus propios familiares y amigos solo por diferencias en sus ideas, e incluso, han matado a cientos de animales para crear sus armas para esta guerra.
- Ese es un pequeño sacrificio para el bien de la naturaleza. Además, con nuestras habilidades naturales podríamos hacer florecer el mundo de nuevo.
- Eso es lo más estúpido que e escuchado ja ja ja.
- ¡CALLA! si no vas a cooperar, no me dejas más opción. Te llevaré al comando central para sacarte toda la información Posible. Una raza que no tiene armonía natural ni en sus rasgos sanguíneos ni en su cultura no merece vivir en este mundo.
Crotust y los soldados hicieron un campamento en las montañas del bosque, lejos de Flower y Cantfor.
Ese día nadie festejó, habían salido con vida la mayoría de soldados y todo el pueblo estaba a salvo, pero la derrota se sentía en cada poro de la piel, e incluso en el aire se respiraba tristeza y nostalgia, no solo dejaban atrás compañeros, también un hogar que era de muchos, dejaban pertenencias y posesiones que jamás iban a volver.
Esa noche Ross se encontraba despierto, pensando en la situación y en lo que se había liado, ahora se la vivía jugándose la vida para proteger a los demás, sin saber si algún día lograría vivir en paz y en armonía.
En medio de aquel momento de meditación apareció Giannina, con vendajes por las heridas ovacionadas en la pelea.
- Hola Ross.
- Hola Giannina, estás herida, deberías descansar un poco.
- Eso no hará que me sienta mejor.
Ante tal afirmación Ross guardó silencio por un momento, y volvió a mirar hacia la profundidad de la noche que se fundía con la copa de los frondosos arboles del bosque.
-¿Sabes Ross?, me gustaría ser una soldado tan fuerte y valiente como lo fue el Comandante Chibiko. Aún cuando había perdido parte de su brazo, siguió luchando hasta el final para protegernos.
- Lo sé, y pensar que alguien como él era un elemental, fué uno de los mejores soldados y además un gran comandante.
- voy a vengar su muerte Ross.
Ross miró con asombro a Giannina.
- De no haber sido por él, mi madre y mi hermana que son todo lo que tengo, estarían muertas ahora, incluso todos nosotros habríamos muerto en ese lugar, pero gracias a su valor y fuerza, todos salimos con vida.
- Me gustaría ser como tú Giannina.
Me gustaría tener la fuerza para hablar así, pero soy tan cobarde que lo único que e estado pensando es en que podría morir, y no se si pueda seguir con esto. Ya no soporto está guerra.
Giannina abrazó tan fuerte como pudo a Ross y mientras lo hacia continuó diciendo.
- Yo también tengo miedo, pero con miedo no vamos a llegar a ningún lado, ya han muerto muchos y seguirán muriendo muchos otros más, pero si nos dejamos vencer por el miedo nuestras familias, todos, moriremos y nada tendrá sentido, todo por lo que  hemos pasado, y todo lo que hemos sacrificado, habrá sido para nada.
Piensalo Ross, lo mejor que podemos hacer es pelear y ganar, solo así sobreviviremos y protegeremos todo lo que amamos. El comandante Chibiko sabia eso, y por ello dio su vida para protegernos a  todos.
Giannina se levantó, se despidió y se marchó del lugar, dejando a Ross aún más pensativo ante la situación, pero ahora convencido de que en cierta forma Giannina tenia razón, ya no era por sobrevivir o no, era por permanecer en pié y proteger lo que aún les quedaba.
Por la mañana siguieron su camino, levantaron el campamento lo más pronto que pudieron y se marcharon con rumbo a Cosmek, el camino era largo aún, Cosmek era una de las ciudades más cercanas pero para llegar debían  atravesar todo el bosque, y continuar por la llanura cruzando la montaña de Orland para finalmente llegar a la ciudad portuaria.
Tardaron dos días más en cruzar el bosque, y tres días más en llegar a la base de la montaña de Orland, todos estaban cansados, tomaban poca agua pues el suministro era muy limitando, los soldados se encargaban de cazar los alimentos pero aún así el hambre era mucha pues no se podía alimentar a 1500 personas solo con tres bestias del bosque y dos Astaners (animal parecido al arce pero de mayor tamaño).
Finalmente subieron Orland hasta llegar a la cima desde donde se podía divisar Cosmek. Todos festejaron, habían sido 8 largos días, todos estaban muy cansados, sucios, había muchos heridos de la batalla en Flowers que comenzaban a tener complicaciones por las infecciones, pero su martirio acababa ahí, en Cosmek. Después de la caída de Flower por fin habían logrado completar la misión, habían logrado sobrevivir y lo más importante, habían llegado sanos y salvos todos los civiles de Cantfor.
Pero los estragos del viaje y el agotamiento no los dejaría seguir avanzando, la esperanza estaba más viva que nunca pero debían esperar un día más para al fin comer, beber agua y limpiarse un poco.
Esa noche volvieron a asentarse entre arboles, matorrales, animales y piedras.
Ross miró detenidamente la ciudad que se encontraba a unos 200  metros de la montaña, y observó también la anchura y belleza de la extensión de agua que abarcaba gran parte del terreno y parecía desaparecer fundiéndose con la obscuridad del cielo nocturno. En ese momento Ross estaba tan maravillado y atento a aquel sitio repleto de agua que no se percató de que alguien más estaba con él.
- Maravilloso ¿no Ross?
Preguntó Arturo que se encontraba al lado.
Ross volteó y lo miró un momento, antes de volver la mirada hacia el frente para seguir observando aquella maravilla natural.
- Así es Arturo, es muy bello el paisaje.
- Mi padre me trajo aquí cuando yo era un niño, la ciudad a cambiado mucho desde  entonces, ahora es más grande, pero el mar no a cambiado en nada, sigue tal y como lo recuerdo.
-¿Crees que toda esta gente esté segura en Cosmek Arturo?
- No lo sé Ross, pero después del ataque a Flower no creo que el cuartel general se quede de brazos cruzados, seguramente reforzarán todas las ciudades. Esta guerra está en su punto más crítico, justo ahora ningún lugar es lo suficientemente seguro, pero tenenos que hacer parecer que lo es, o de lo contrario toda la gente podría dejar de creer que aún hay esperanzas y eso nos llevaría a la derrota. O al menos eso es lo que Draydur dijo cuando le  hice esa misma pregunta.
Una sonrisa se dibujó en los labios de Arturo, y posteriormente se despidió y se marchó, invitando a Ross a cenar, pues Crotust y él habían cazado algo para calmar un poco el hambre.
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